Por primera vez, en el recorrido de la Llama Panamericana por todo el Perú, personas con discapacidad levantaron la antorcha para iluminarnos. Fueron seis en total, y ya son parte de la historia de los primeros Juegos Panamericanos y Parapanamericanos realizados en el país.
Tarapoto no se pareció a ninguna ciudad en el recibimiento de la flama de los Juegos Lima 2019. Para comenzar, el recorrido fue de 26 km y el más largo que se haya realizado. El número de portadores de la antorcha llegó a 144 entre deportistas calificados, autoridades, y ciudadanos que hacen labor social. Podríamos escribir sus valiosas historias, dignas de aplaudir, como la de Jorge Coriat, el joven que sin fines de lucro creó una escuela de Fútbol, con la única intención de salvar a la niñez de los malos pasos y, en sus propias palabras, formar a los sucesores del tarapotino Miguel Trauco.
También es importante saber la historia de la Portadora de la Antorcha número dos, la educadora Irma Sangama, quien hace dos años tuvo un desafortunado accidente en un Mototaxi, quedando en silla de ruedas y, con esto, terminando sus noches de Baloncesto a nivel amateur. Sin embargo Irma luchó, pasó por cinco operaciones a la cadera y a la pierna y, ahora, es ejemplo de perseverancia de cientos de escolares que hoy aplauden la recuperación de su maestra.
Cada portador tiene una historia que lo lleva a ser digno de levantar la antorcha e iluminar al Perú, pero lo visto en Tarapoto, va más allá de un rayo de luz. Cuando Naomi Rengifo, una persona con discapacidad, de 19 años de edad, levantó la antorcha, más que un fuego, podíamos ver un sol sobre su mano derecha. "Soy atleta, pero también sé modelar", contó con encantadora coquetería, Naomi, al lado de la directora del Centro de Educación Especial 0001 de Tarapoto, Teodosia Alegría.
La directora Teodosia Alegría, cumplió un gran sueño, que seis de los alumnos de su escuela tomen los relevos en la gran fiesta de los Juegos Panamericanos Lima 2019. Samy Navarro, Temístocles Alegría, Stefano Arévalo, Carlos Manuel Flores, Alessandro Rospigliosi y Naomi Rengifo, son personas con discapacidad que no solo tuvieron la oportunidad de levantar la Antorcha Panamericana, también fueron ovacionados en la Plaza de Armas, minutos antes de que se encienda el pebetero, cuando presentaron un número artístico en el que bailaron en parejas los ritmos de la selva peruana.
Como para no tener dudas del hermoso color del que estaba pintada la fiesta Panamericana en Tarapoto, la última portadora de la antorcha fue Luz Vela Marina, directora del Centro de Educación Especial 0002 de la ciudad de Moyobamba. Luz tiene 44 alumnos y algunos de ellos viajaron dos horas hacia Tarapoto, para abrazar a su directora en el momento que encendía el Pebetero. Al final los chicos con habilidades especiales de la escuela de Tarapoto y los de la escuela de Moyobamba estaban felices de haber sido parte tan importante de esta historia que se comenzó a escribir en el Perú con la llegada del fuego que nos ilumina.