En su rostro se dibuja una sonrisa parsimoniosa y bonachona, cada vez que alguien lo llama por su nombre. "¡Margarito, Margarito! Una fotito pues". El hombre de mayor estatura del Perú gira lentamente su cabeza, para ver quién le pide los honores y posa sin problemas.
Decenas de ciudadanos de Bagua han inundado las calles al enterarse de que la Antorcha Panamericana pasará por la ciudad como último destino de la Amazonía y, sobre todo, porque Margarito Machaguay, aquel coloso que se hizo célebre en la década de los 90's, gracias a la televisión, será uno de los portadores.
¡Margarito, Margarito! Lo siguen llamando y él solo atina a sonreír. Se mueve con dificultad. La artrosis que sufre, desde hace algunos años atrás, lo ha condenado a desplazarse en una silla de ruedas eléctrica que él mismo controla. El titán de 2.26 metros de altura, que antes aparecía en programas cómicos, que era protagonista de anuncios publicitarios y que, incluso, propició que la presentación más grande de una conocida cerveza lleve su nombre, ahora, trabaja en la Municipalidad de Bagua Grande, en la gerencia de personas con discapacidad. "A mí me gusta ayudar y eso es lo que hago ahora", dice Margarito Machaguay, en compañía de uno de sus hijos, que lo abraza con ternura y que lo ayuda en sus desplazamientos.
Como ya lo dijimos, Margarito Machaguay fue elegido por sus vecinos para ser portador de la Llama que nos ilumina a todos. Llevaba el número 7 en el pecho, quizá por cábala, quizá por casualidad. Lo cierto es que Margarito no dejaba de sonreír para todos. Llevar la antorcha se trata de un honor sin precedentes y él es consciente de eso: "Es un orgullo, me alegra que la gente me reconozca. Esto es historia y no lo voy a olvidar jamás".
Tras el recorrido de 100 metros en su silla eléctrica, Margarito cumplió con esta honorable tarea. Rodeado de su gente, Margarito Machaguay reafirmó su compromiso con la sociedad. Y aunque los años no pasan en vano, su espíritu se mantiene más joven y grande que nunca.